miércoles, 9 de diciembre de 2009

CAPITULOS 12, 13, 14 Y 15

A pesar de la segunda oportunidad que tan generosamente le proporcionaba Scarlet no estaba del todo convencida de su plan, al fin y al cabo, la posesión de Scarlet era el plan B.Entre tanto, Scarlet también se divertía, tras atravesar el techo flotando y acceder con sorprendente facilidad al angosto espacio inmediatamente superior, vagó sin rumbo durante un rato hasta que escuchó retumbar la pedante voz de su arrogante profesor de Literatura en el aula de abajo.A continuación, Scarlet atravesó una pared y se coló en la clase de Salud Personal contigua, donde dos cabezas de chorlito jugadores de fútbol, Bruce y Justin se burlaban de Minnie, una chica tímida e indefensa que se sentaba junto a ellos, Scarlet garabateó febrilmente una nota en un pedazo de papel y se lo embutió a Bruce en la mano, a todas luces a la vista de la profesora.
Era un día perfecto para el entrenamiento de fútbol; fresco y seco, el sol vespertino se preparaba para ocultarse, mientras los pitidos del entrenador cabalgaban sobre la brisa helada que soplaba contra los oídos de los jugadores y sembraba el campo de hojas carmesíes, había grupos de chicos por todas las esquinas del complejo haciendo ejercicios de calentamiento y estiramientos, e incluso había algunos casos perdidos que daban vueltas de castigo al campo en lugar de quedarse dentro.
Finalmente decidió dejar la manta como cayera, y resultó ser la decisión correcta, porque fue a posarse sobre un mar de legres flores silvestres que crecían a su antojo en la sombra, como una islita perfecta de lana y flores que aguardaba pacientemente a que una pareja naufragara en ella.
Concluidos los formalismos, Charlotte y Damen se pusieron a ello, por mucho que la impresionara Damen, Charlotte empezó la clase con soltura y seriedad, se jugaba el Baile de otoño, y no iba a dejar que nada se interpusiera entre ella y el premio, nada, ni siquiera sus sentimientos.
Las Wendys supervisaban las pruebas a animadora como autenticas funcionarias de prisiones, cotejando los nombres de la lista con carnes del instituto y comprobando que ninguna candidata llevara ni un mechón de sus melenas oxigenadas fuera de su sitio, atusaban u meneaban a todas las de la fila a fin de que estuvieran perfectamente presentables para cuando Petula les pasara revista.
La profesora abrió la ventana y llamó a los demás con un gesto de la mano para que acudieran a mirar, los profesores acudieron raudos, y finalmente Scarlet hizo tres cuartos de lo mismo.
El campo de fútbol era ya un hervidero de excitación y un pequeño grupo de estudiantes hacía corro para observar la piruetas ultramundanas de Scarlet, así de impresionantes eran, las demás animadoras, sintiéndose amenazadas, se agrupaban rápidamente para maquinar una respuesta.
Los chicos de gradas superiores y los que miraban mudos de asombro desde las ventanas de las clases se percataron de que Scarlet había grabado con fuego una hache de Hawthome High, en la hierba.
Charlotte llego temprano a la gran fiesta de pijamas S.P.A., intoxicada por la idea de que se la incluyera en la camarilla por primera vez, empezó a llamar al timbre de casa de Petula, pero después de pensarlo mejor procedió a atravesar la puerta sin mas, la cosa cada vez era mas fácil.
Prue abrió las puertas telequinésicamente y todos salieron en tropel de la habitación, se percato de que Charlotte no estaba presente.
Charlotte oyó el timbre y se precipitó escáleras abajo ya que Petula parecía no tener ninguna prisa en abrir, se deshizo en falsas sonrisas, justo igual que las Wendys, cuando abrió la puerta y las hizo pasar.
A su espalda, un enorme y viejo cartel de “Se vende” chirriaba mecido por el viento, Piccolo Pam se había encaramado a las ramas de un retorcido árbol seco y trataba desesperadamente de dar con alguna señal de Charlotte.
Bud, posicionado bajo el entarimado del suelo, había desplazado una de las vigas maestras, haciendo que la casa se inclinara levemente, ante el lento reptar de los muebles hacía ellos, resultó innegable que algo sobrenatural ocurría en la casa, pero la señorita Wacksel le restó importancia, tomándoselo a broma.
Recuperada de la conmoción, Prue se dio cuenta de que la situación era peor imaginable.
Horrorizada, Charlotte concentró toa su energía en la botella por si podía emplear la telequinesía para moverla y apuntara a Damen, para su sorpresa funcionó.
Charlotte cerró los ojos y se inclinó hacia delante al mismo tiempo que Damen, los demás observaron con la respiración contenida cómo los dos se acercan más y más en el centro del corro.
En su dormitorio, Scarlet se puso una bata china de seda con dragón, volvió la cabeza por si Charlotte andada cerca y encedió el ordenador, abrió el navegador y empezó a buscar obituarios locales.
Charlotte sufría en silencio, imaginándose con presición lo que Scarlet había visto en su ordenador, tenía carpetas y carpetas de jpegs de la cabeza de Damen que había reunido a lo largo de los últimos cursos.
A lo largo de su carrera, había visto suficientes técnicas audaces de copieteo como para llenar un libro, desde el viejo y sencillo recurso de mirar de reojo el examen de al lado a las más tecnológicamente avanzadas de la era digital; fotografías de exámenes vía móvil, lo había visto prácticamente todo, de modo que se cuido mucho de no perder la vista.

CAPITULOS 9, 10 Y 11

Para Petula y las Wendys esta clase de autocrítica brutal y desvergonzada era más una afición que un juego, y no se sintieron apuradas en lo más mínimo cuando escucharon a sus espaldas un susurro en el retrete.Charlotte echaba una última ojeada a la página sobre posesiones de su libro en el instante en que el triunvirato salió por la puerta del instituto.Petula, harta de esperar a que González diera por concluida su conversación, decidió empezar sin él la clase de Educación Vial.El coche volvió a zarandearse fuera de control y el movimiento arrojó a Charlotte contra el parabrisas, de cara Petula, que, como ella, tenía los ojos desorbitados de miedo.Y es que Petula también iba vestida para el liderazgo jamás olvidaba enfundarse en su uniforme de animadora cuando acudía a Eduación Vial.Mientras se precipitaban marcha atrás de regreso al instituto, la banda de música practicaba a la entrada su arreglo de The Beautiful People de Marilyn Manson, eso es, claro está, hasta que el coche atravesó a toda velocidad la verja metálica y cruzó chirriando el campo de prácticas, dispersó a la banda y se estampó contra el mástil de la bandera, dejando en la hierba la rodada más impresionante de la historia.Mientras la abollada tuba se mecía sobre el capó y las chicas salían como podían, el sistema de megafonía del instituto.
Mike, Jerry, Kim, Pam y los demás se miraron unos a otros y sacudieron la cabeza, las manos pegadas al costado, Charlotte ahora que lo pensaba, no lo había dedicado a su familia ni un solo pensamiento.Tan pronto hizo Brian mención del eslabon más débil, los ojos de Charlotte escrutaron la clase entera por si detectaban a alguien acusándola en silencio.Todos miraron los doce pasos como si estuvieran escritos en jeroglíficos, Charlotte simio una desazón similar a la que invade a uno cuando le entregan las preguntas de un control sorpresa de Trigonometría y en las únicas palabras que le resultan familiares son nombre y fecha.Charlotte se mostró confundida a la vez que el profesor Brian empezaba a escribir en la pizarra como un poseso.Charlotte, que no creía que hubiese llegado todavía el momentó de sincerase, se encajó su Muertario el brazo, dio media vuelta y salió de clase, con la expresión bien dispuesta resonando en su mente.Mientras buscaban una sala de cierta, prosiguieron con su conversación, a los estudiantes con los que se cruzaron en el pasillo les pareció que Scarlet hablaba sola, como si a Scarlet le importara algo.

CAPITULOS 6, 7 Y 8

Una realidad que aCharlotte no se le pasó por alto cuando ella y Piccolo Pam entraron a la cafeteria, Charlotte apenas pudo contenerse cuando vio pulular por alli a todos los chicos vivos, disfrutando de su semilibertad.
La cafeteria del Hawthome siempre le recorbada a un supermercado, tan ostentosamente dividido en secciones, era imposible perderse.
Una expresión del más puro terror nubló el rostro del chico, que se quedó paralizado un momento, miró a su alrededor como un conejo asustado, dejó caer bandeja y echó a correr hacia la salida.
Mientras Kim se abría hueco a empellones, Charlotte vio caer algo en su bandeja, no era un pelo, era un pedazo de carne.
Las náuseas de Charlotte se disiparon cuando, de la nada, empezó a sonar un telefono móvil.
Mientras avanzaban en la cola, Charlotte examinó la oferta de dulces, fritos y ácidos grasos del bufé, patatas fritas con salsa, pizza pepperoni, macarrones con queso, tortitas, hamburguesas, perritos en pan de maíz, cubitos petrificados de gelatina Jell-O con nata montada, patatas de bolsa, fritos de maíz, bizcochos rellenos, Twinkies fritos, Marshmallow Fluff, cubas de salsa de chocolate, sirope de arce y crema de queso fundido Velveeta.
Ambas asintieron y volvieron a concentrarse en sus respectivos almuerzos, sin percatarse apenas de otra chica que ahora estaba plantada delante de ellas.
En vez de mostrarse defraudada o desalentada, la mirada de Charlotte adquirió un brillo inusitado, como si el Pam acabara de decifrar el enigma de la esfinge.
Allá donde fuera Damen, Charlotte iba también; a su taquilla, en cuyo interior ella se aposentaba ( no tan incómoda como cabria pensar); a la sala de estudio, donde observaba quedarse dormido desde la silla de al lado, la cabeza apoyada en su hombro hasta que él despertaba sobre saltado al gélido contacto; a las taquillas del vestuario sanctasanctórum de los chicos.
No es que quisiera verle desnudo, per se, pero si que quería ver algo más de él. Damen llegó y dejó caer su bolsa de deportes Adidas Blanca y negra sobre el banco, Charlotte se sentó junto a ella y aguardó como primeriza espera el comienzo de su primer concierto de rock.
Obviamente, Damen no podía oírla, pero no por ello dejó de darle un poco que no contestara, así y todo, lo estaba pensando en grande con toda la situación.
Entre tanto, Charlotte atravesó la puerta del todo y se acercó al busto, ante el cual se encontraba Damen.
Al apartarse, Charlotte contempló el reflejo del maniquí en el espejo de cuerpo entero que él le había estado tapando de la vista.
Charlotte fijó la mirada en los párpados cerrados de Damen e imaginó cada pensamiento que estaría pasando por su mente. Se le veía insólitamente relajado, enmedio de aquel frenesí.
Cuando volvió a abrir los ojos buscando una actualización se encontró con que Petula estaba despatarrada todo a lo largo de damen muy a la guisa de una auténtica animadora.
Aterrorizada, Scarlet se percató de lo que a todas luces parecía un reguero de sangre que se escurría por uno de los lados de la bañera esmaltada de blanco y descendía hasta el desagüe.
Scarlet se quedó plantada mientras Charlotte entraba en estancia, Miró a su alrededor y se fijó en los viejos carteles de películas de culto, como Harold y Mande, La noche de los muertos vivientes y Delicatessen, que colgaban de las paredes y entre los cuales aparecían unos pintorescos marcos caja que ponian los pelos de punta debido a las grotescas figurrillas que exhibian en su interior.Scarlet continuó el acicalamiento, pelo incluido, y Charlotte disfrutó con cada una de sus atenciones.Al doblar la esquina de la calle larga y solitaría, supo instantáneamente a qué casa dirigir sus pasos.

CAPITULOS 3, 4 Y 5

Por alguna razón, parecía conocer el camino a la extraña sala, a pesar de no haber estado allí antes. Se vio arrastrada hacia una puerta sin numerar situada al fondo del pasillo, abrió, y se encontró con una escalera que descendía hasta una zona del sótano, que más que asustarla la desoriento.Un débil silbido sacó a Charlotte de su ensoñación. Soñaba como un solista de flauta ensayando en la sala de música. Charlotte miró a su alrededor incapaz de adivinar de dónde provenía el sonido.Todo se le apareció bajo otra perspectiva, casí como la de una tercera persona, y pudo percatarse de detalles que antes le pasaron desapercibidos.El eco de las palabras estás muertas retumbaba en su mente y sacudía su alma cuando salió despavorida de la sala y se precipitó escaleras arriba.Recordó la estadística que sostiene que la mayoría de las personas sufren ataques de corazón en lunes, el primer día de la semana. Ella habia muerto el primer día de curso, cuando parecía que las cosas iban a empezar a salirle bien.Charlotte corrió escaleras arriba gritando omo una posesa, abrió de golpe la puerta sin número, emergió como una exhalación en el corredor y se detuvo bruscamente al encontrarse con Pam justo delante. Por un monemto pensó que sí corría lo bastante rápido escaparía de la pesadilla que estaba viviendo, o no viviendo, como podía ser que fuera el caso.Estos reconfortantes pensamientos duraron lo que tradó Charlotte en hechir de orgullo su perfecto plano. No era el duelo colectivo lo que había atraído a Petula y a las Wendys después de todo, sino las cámaras y libretas del cuerpo de reporteros del periódico del instituto, y la promesa de salir de clase.Agotada la oportunidad con la prensa, y mientras los cámaras recogían el equipo y Petula dirigía a las Wendys al TiVo, el cual local de televisión por cable, Charlotte observó cómo los demás gandules se echaban las mochilas al hombro como paracaídas y chocaban las manos en el aire, señal inequívoca de que daban por concluido el día.Era tanto lo que Charlotte todavía deseaba hacer, tanto lo que deseaba conseguir. Deseaba ver una nevada más, ver las mejillas rosadas de Damen tras un partido improvisado de fútbol después de clase, recibir otro boletin de calificaciones, pero claro, todos morimos con una lista de cosas pendientes, admiró, nunca se tiene bastante.Pam se dirigió hacia la puerta, pero Charlotte estaba clavada en el sito, Contempló pasmada cómo Pam desaparecía gradualmente con el aura, cómo volvía la cabeza hacia Charlotte con una sonrisa compasiva justo antes de que la luz se la tragara por completo, dejando a Charlotte totalmente sola.Naturalmente, el último fotorama constituiá la mayor y peor pérdida de todas: Damen.El conjunto daba una insólita especie de sentido horrible a las cosas. Todos los desechos de la vida cotidiana que habían sido descartados parecáin encontrarse alli expuestos, por ponerlo con palabras bonitas, el lugar se describiría como atemporal, pero todos y todos podían ser descritos con mayos concreción como extemporáneos, dolorosa, obvia y totalmente extemporáneos.Charlotte, paralizada, bajó la mirada hasta los pies de la chica para consultar su nombre en la etiqueta identificativa, donde pudo leer Prudence, sin embargo lo más notable era que sólo llevaba un zapato.

CAPIRULOS 1, 2 Y 3

Al acercarse a la entrada, contempló cómo destellaban los flashes de las cámaras hacía Petula y su pandilla. Por esta distracción de Charlotte casi no alcanza a entrar a la escuela sin embargo alcanzó las puertas abiertas y evitar así que carraran del todo por lo que bedel encargado de la puerta se discupó con ella.
Al igual que muchos otros de su condición, Charlotte había pasado el verano entero trabajando, sin embargo, a diferencia de la mayoria, ella había estado trabjando para sí. Se había dedicado en cuerpo y alma a estudia el anuario del año anterios, casi como si le fuera la vida en ello.
Charlotte ya había experimentado antes esa clase de crueldad. Se sacudió su malestar, decidida a no perder los nervios ni su dignidad consultó su agenda y se dirigió a asignación de taquillas. Mientras caminaban reconoció que había hecho un esfuerzo en su intento por lograr que él se fijara en ella ya que ella había cambiado en su apariencia y esto le había consumido sus vacaciones.
Naturalmente, sabía que aquello era casi todo, esta bien, que era todo superficial, pero. Si su vida hasta ahora servia de ejemplo, era evidente que, de todas formas, toda historia de la belleza interior no era sino una bobada. La belleza interior no sirvbe para que te inventen a las mejores fiestas con la gente guapa. Y está claro que no sirve para que Damen Dylan te invite al baile de otoño.
Esto la llevaba a la otra manera de acceder a Damen. La mejor de las dos opciones. La que ella preferiá, evitar a las chicas por completo y abordar a Damen directamente. Se trataba de una jugada arriesgada, sin lugar a dudas, puesto que ella lo de ligar no es que se le diera demasiado bien. El cambio de apariencia era primer paso necesario, pero la frase siguente suponía la diferencia entre el éxito o el fracaso.
Damen era imponente y atlético y se comportaba como puede esperarse de un auténtico guaperas, es decir, con superioridad, aunque in que por ello dejara de ser agradable. No era de sorprender que fuese esa decencia el rasgo de Damen que menos le gustaba a Petula. Quizá era la cualidad que más detestaba por tratarse precisamente de aquella de la que más carecían ella y todas sus amigas.
Sonó el timbre para la primera clase, y la muchedumbre que rodeaba a Damen se dispersó. Con todo Charlotte se esforzó por conservar el optimismo. Después de todo su primera clase era física con el profr. Widget, con Damen y con Petula y también las Wendys, pero así aprovecharía para estudiar el comportamiento de las chicas populares y lanzarse a la caza de Damen.
Preocupada, advirtió que había alcanzado la pasarela, la cual aparecía atestada de fumadores que daban una última calada antes de clase. La exhalación sincronizada de monóxido de carbono producóa una densa niebla acre y ya era demasiado tarde para contener la respiración. Así que apretó el paso. Las conversaciones fueron apagámdose una a una al paso de Charlotte. Las colillas, extinguidas en vasos de café extragrandes o pisoteadas con el comento mientras las últimas virutas de humo se eleban en torno a ella.
Damen al saber que a Charlotte le gustaba la física le pide que le ayude y en eso Petula se acerca tratando de interrumpir la conversación entre ellos, por lo que Petula empieza a hablar con Damen y mientras Charlotte comienza a comerse unas gomitas de dulce y al llegar a la ultima se atraganta con una de estas sin que nadie se de cuenta ya que Petula distrae la atención de Damen y en ese momento todos salen del salón y nadie se da cuenta.